La utilización de los hilos PDO en medicina estética es una práctica, que viene utilizándose tanto a nivel facial como corporal desde 1956 cuando Buttkewitz publicó una corrección para el pliegue nasolabial mediante un hilo de nylon. A pesar del tiempo transcurrido, no existen demasiadas publicaciones al respecto y las que hay son sobre series cortas de pacientes y no coinciden con la evidencia científica de su eficacia ni sobre su seguridad. Las técnicas de rejuvenecimiento facial con hilos tensores se incluyen en el grupo de procedimientos mínimamente invasivo. Son procedimientos que tratan de “ayudar al paciente a mejorar su autoestima, a imprimirle mayor seguridad en su contexto social y a conquistar finalmente la armonía: una palabra que engloba el concepto de belleza.” Obteniendo el mejor resultado posible, con la mínima cicatriz o sin ella y con el mínimo daño tisular. El proceso de envejecer viene determinado por cambios estructurales, alteraciones microcirculatorias y metabólicas. El envejecimiento facial según Donofrio es un proceso evolutivo complejo en el que de forma sinérgica existen cambios en la textura y elasticidad de la piel, del tono muscular relativo y dimorfismo del tejido graso. El reposicionamiento de la almohadilla grasa malar que puede lograrse con hilos de suspensión, representa un elemento clave del rejuvenecimiento. Además, muchos de los materiales usados actualmente, favorecen la formación de nuevas fibras de colágeno y fibrosis que contribuyen a dar mayor firmeza al tejido, mejorando el aspecto externo de la piel.
Los hilos PDO están hechos de Polidioxanona, que es un material 100% biocompatible con los tejidos y 100% reabsorbible. Este material ha sido utilizado durante muchos años en Medicina, por ejemplo, en suturas cardiacas y de órganos internos, por su seguridad, asepsia y su alto poder regenerativo de los tejidos. Los hilos PDO actúan en la piel produciendo un efecto REDENSIFICADOR, actuando como una verdadera “malla de soporte” para los tejidos flácidos, reafirmándolos. Además, estimulan la circulación sanguínea, lo que oxigena la piel, proporcionándole luminosidad y tersura. Los hilos PDO son ideales para la piel envejecida por el sol o por los años (hasta 75 años de edad), aunque también los recomendamos de forma preventiva en pacientes jóvenes (desde los 30 años en adelante).
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