Entre todos los cambios motivados por el paso de los años, los de la piel son el signo más visible de envejecimiento. Las evidencias del aumento de la edad incluyen las arrugas y la piel flácida, además del encanecimiento del cabello como signo obvio.
La piel es el mayor órgano del ser humano, ocupa aproximadamente dos metros cuadrados y su peso aproximado es de 5 kg
La piel tiene muchas funciones:
➢ Protege del medio ambiente.
➢ Ayuda a la regulación de la temperatura corporal y al balance de líquidos y de electrolitos.
➢ Proporciona los receptores para las sensaciones como el tacto, dolor y presión.
Los cambios en la piel están relacionados con los factores ambientales, constitución genética, nutrición y otros factores; sin embargo, el factor aislado más importante es la exposición al sol, teniendo la certeza de que la luz U.V. es el principal agente determinante externo del envejecimiento cutáneo y se puede evidenciar al comparar las áreas del cuerpo que tienen una exposición regular al sol con las que están protegidas de la luz solar. Parece que los pigmentos naturales proporcionan algo de protección contra el daño en la piel inducido por el sol, pero hemos de comentar como los U.V. producen un daño acumulativo sobre la piel. Las personas con ojos azules y piel blanca muestran más cambios en la piel con el envejecimiento que las personas con piel oscura y fuertemente pigmentada.
¿Qué es el Envejecimiento Cutáneo?
El envejecimiento de la piel es un fenómeno fisiológico, muy gradual y extremadamente complejo, un proceso multifactorial que comporta la alteración progresiva de las funciones y por consiguiente del aspecto exterior de la piel del cuerpo y del rostro.
Los signos visibles dependen de una serie de cambios que afectan a las diferentes capas cutáneas.
Con los años, la epidermis (la capa más superficial) se hace más fina, el proceso de renovación celular ralentiza, la producción de sebo y la capacidad de retener la hidratación disminuyen y por eso la piel se vuelve más seca y frágil, favoreciendo la formación de las arrugas. Además, la pigmentación cutánea puede volverse irregular, con la aparición de discromías (las llamadas «manchas de la edad»).
En la dermis, por el contrario, sobre todo debido a los cambios hormonales, disminuye la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, con la consiguiente alteración del tejido conectivo: la estructura que “aguanta» la piel se hace más fina y pierde firmeza y elasticidad, causando la flacidez cutánea típica de las pieles más maduras.
A nivel aún más profundo, en la hipodermis, se producen también cambios relacionados con el tejido adiposo, o grasa subcutánea, con pérdida de volumen y efecto «excavado» que afecta sobre todo a las mejillas.
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